Este ejercicio se puede realizar en cualquier sitio, en el coche,
sentado a la mesa, echado en la cama. Sólo asegúrate de no tener los
brazos y las piernas cruzadas. Es bueno soltar el cinturón o cualquier
prenda que apriete, para estar verdaderamente relajado.
A través del chacra de la coronilla, del cuero cabelludo, deja que
entre una luz clara y blanca. Si hace falta, utiliza la imaginación.
Simplemente imagina que una luz blanca fluye hacia tu cabeza desde
arriba. Luego deja que salga a través del estómago y el plexo solar en
forma de un rayo de luz blanca (visualiza un gran flor que sale de la
boca de tu estómago). El proceso consiste en “inhalar” luz blanca por la
cabeza y “exhalarla” a través del plexo solar (boca del estómago).
Hacerlo con la respiración.
Apoya ligeramente la mano en el área del estómago para concentrar tu
atención en lo que percibes con los sentidos. Puede que sientas calor o
un poco de picor o una ligera vibración o incluso una corriente
eléctrica sutil.
Una vez que empieces a sentir la energía, aleja tu mano ligeramente,
de cinco a diez centímetros. Sigue dirigiendo el flujo de luz blanca
que atraviesa tu cabeza y sale por el plexo solar. Con la mano delante
del estómago, puedes sentir los cambios y las fluctuaciones en la
energía a medida que extiendas la mano .¿Parece cambiar? ¿Es más débil o
más fuerte?
Gradualmente aumenta el espacio entre el estómago y la mano hasta que
el brazo esté totalmente extendido delante del plexo solar. Al mismo
tiempo, observa cómo te sientes. ¿Te sientes distinta, quizás mejor, más
segura y abierta, más libre?
Para la próxima fase de este ejercicio, recibe y transmite la luz
blanca sin poner la mano. Ahora intenta dirigir el “rayo de energía” a
un objeto. Podría ser la empuñadura de la puerta, un libro, una silla o
cualquier otra cosa. Practica esto hasta que puedas percibir cuando la
energía del rayo llega al objeto. Rebotará ligeramente cuando se
encuentra con un objeto inanimado.
El propósito del ejercicio es comprender que, mientras se emite luz y
energía, no se puede recibir o absorber nada por el plexo solar.
Esta
es la mejor protección para influencias no deseadas. Después de este
ejercicio, sientes por primera vez una energía que fluye a través tuyo y
que conecta con el mundo.
Puedes aprender a hacer este ejercicio instantáneamente con un
“chasquido” de tu conciencia. Es perfecto si tienes que entablar una
conversación telefónica desagradable o si tienes que hablar con alguien
de un tema delicado.
Cuando tienes que influir sobre alguien, esto supondrá una diferencia
importante, ya que la transmisión de energía es reconocida por todos,
aunque de una manera inconsciente.
Este ejercicio ayuda además a superar los miedos en cualquier situación y a fortalecer el carácter.
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