lunes, 9 de septiembre de 2013

Al final del día...

Cuando en la noche llegas cansado a tu hogar
por el duro bregar de la jornada,
no te quejes de que estás cansado
y busques descargar tu fatiga
en tu pareja, en tus hijos
o en quienes viven a tu lado.
Y para justificar el cansancio
te refujias en la cocina, en el periódico o en la TV.
Por un instante busca relajarte,
respirando profundamente.
Mira dentro de tí y también a tu alrededor;
y con un acto de firme voluntad,
sal de tí y vete al encuentro
de quienes están a tu lado,
ofreciéndoles una sonrisa o una palabra cariñosa.
Verás, entonces, que como por arte de magia,
el cansancio se disipa y deja lugar a una paz
que no se puede explicar.
¡ inténtalo!


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