“Habéis decidido emprender un trabajo sobre vosotros mismos y hacéis esfuerzos, ejercicios. Pero he aquí que después de algún tiempo empezáis a cansaros pues, a la larga, esto se vuelve aburrido, fatigoso. Sí, no cabe duda, perseverar en sus esfuerzos es difícil, pero pararse presenta grandes inconvenientes.
Tomemos el ejemplo del motor de un coche. Para ponerlo en marcha, debéis consumir una cierta cantidad de energía. Si os paráis y apagáis el motor, cuando queráis ponerlo en marcha, deberéis consumir la misma cantidad de energía. Pero podéis también parar momentáneamente el coche sin apagar el motor, y así se
pone en marcha más fácilmente. ¿No creéis que hay aquí mucho que reflexionar para sacar conclusiones? Puesto que habéis comenzado un trabajo interior, no os detengáis: si estáis cansados, ralentizad un poco vuestros esfuerzos, pero dejad vuestro «motor» en marcha. Esto os evitará muchos problemas el
día en que, lamentando haberos dejado llevar por la pereza, queráis retomar el trabajo.”
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