“Toda la civilización no es más que un trabajo sobre la materia, y este trabajo nosotros también debemos hacerlo en el plano psíquico, no solamente sobre los seres y los objetos externos a nosotros, sino también sobre la materia que está en nosotros. Todos nuestros instintos, todos nuestros impulsos, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestros deseos representan una materia sobre la que debemos hacer un trabajo. Desde un cierto punto de vista, se puede decir que es un trabajo de creación semejante al de la creación artística, porque obedece
a las mismas leyes.
Podemos incluso decir que el verdadero trabajo de creación, es el trabajo espiritual porque concierne a la totalidad de nuestro ser: nos proyectamos lo más alto posible para descubrir un orden, una estructura, y captar las partículas más puras, más luminosas que entrarán en la materia de nuestros diferentes cuerpos: nuestros cuerpos espirituales, nuestros cuerpos psíquicos y nuestro cuerpo físico también. Es un esfuerzo diario, de cada instante. Cada día añadimos un color puro, una forma armoniosa, un sonido cristalino.”