sábado, 1 de junio de 2013

Habla la mujer búfalo blanco


mujer bufalo blancoSoy la que respira con ustedes cuando respiran la esperanza de un nuevo día. Soy la que suavemente cierra sus ojos al final de un día lleno de estrés. Soy el rostro en el espejo y soy el rostro en el reflejo de las alas del picaflor. Busquen mi rostro en toda vida porque allí habito. Soy la Mujer Búfalo Blanco. Vengo a ustedes mientras se encuentran en fortaleza, en poder, buscando serenidad.
Han mantenido la verdad cautiva durante demasiado tiempo. La mantuvieron silente y en estado de llanto. Durante mucho tiempo han mantenido a su verdad en un calabozo en el fondo mismo de su corazón, temiendo dejarla salir.
Les pido que se mantengan plenamente en su divinidad. Todos son seres tan bellos – todos de distintas formas y tamaños, colores y personalidades. Arrójense en el remanso de la creación y fusiónense con la Madre. Fusiónense con todos los rostros de Dios que resplandecen tanto. Fusiónense con los ciclos de la luna, de la Tierra y de su cuerpo. Fusiónense con cada parte suya de la que se avergüencen, todos sus secretos. Disfruten la plenitud de su cuerpo o la esbeltez de su cuerpo, porque Dios toca y besa cada onza del cuerpo que son. No se avergüencen si son demasiado pequeños o grandes o están bien. Dios vive en cada onza de la piel que los reviste.
La Madre Tierra ha permitido durante demasiado tiempo que sus hijos la dirijan, que la persuadan a pensar que todo estaba bien. Ella se empoderará a sí misma con lo que necesita hacerse, lo que necesita sanar. Ella lo hará gentilmente y con amor. Agradezcan que es gentil y amorosa, porque la tierra podría romperse y dividirse si fuese distinta. Suelten el cabello de su alma y muestren el verdadero ser que son. Párense en un acantilado sobre las vapuleadas orillas, recordando aquellos tiempos cuando iban a la cima de las montañas e invocaban al viento, cuando le cantaban al agua y le susurraban a los elementos.
Vengo hoy a aplaudir la audacia de su espíritu. No dejen que la vida y todos sus dramas humanos los sometan. No dejen que sus propias creaciones los dejen sin emociones, sin pasión. Si lo que han creado no los honra, déjenlo ir. Resuciten lo que una vez ardió en la hoguera y se ahogó en las aguas del miedo. Yo soy la Mujer Búfalo Blanco.
Gillian MacBeth-Louthan

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