Es tan fácil amar cuando se es correspondido, es tan fácil amar cuando alguien nos es agradable o nos inspira ternura, afecto, ahí radica el reto, amar no importa que y no importa a quien.
Cuan complicado tiene que ser amar a alguien que nos resulta despreciable, por ejemplo a ese jefe que nos hace la vida imposible en el trabajo, o a quien nos ha venido perjudicando seriamente de alguna manera o esa persona que nos traiciono grandemente a pesar de tenerle la mas absoluta confianza , o quien nos ha calumniado y mancillado nuestro prestigio o cualquier ofensa de grandes proporciones.
El amor incondicional trae consigo la capacidad infinita de perdonar, solo a través de el podríamos perdonar sinceramente, ya hablando en palabras mayores cuando alguien ha sido violado o seriamente lastimado de alguna manera, o le han destrozado su salud emocional a causa de un maltrato continuo, cualquier evento de suma gravedad no puede pasar por la transformación sanadora del perdón a menos que andemos por los caminos del amor incondicional,,,es un gran reto de gigantescas proporciones amar a alguien que ha sido capaz de un acto atroz a nuestra persona y parece algo realmente imposible pero de eso trata precisamente el amor incondicional, es un sentimiento que conlleva haber llegado a un alto nivel de espiritualidad.
Cualquier persona ama a quien le ama, aun quien no se comporta adecuadamente, aun quien menosprecie la espiritualidad, aun quien vive en un ego rotundo.
En este mundo en que vivimos inmersos en el culto al cuerpo, en que se hace tanto hincapié en tener el peso ideal y ser físicamente atractivos, en que la apariencia externa cuenta tanto el amor incondicional entre las parejas también resulta un desafío de gran magnitud, a mi me da profunda satisfacción cuando veo una pareja que se ama profundamente y uno de los dos no es precisamente el paradigma de belleza física ahí se esta dando una muestra de l amor incondicional, amor que traspasa los limites de lo externo y se adentra a una belleza que no se ve pero que tiene un valor de unas dimensiones extraordinarias.
Solo cuando la humanidad vibre en amor incondicional y asuma la importancia de el perdón, que es un derivado del amor incondicional, tendremos una paz duradera y verdadera no habrán y enemigos, no habrán confrontaciones ni guerras, porque si todos amamos incondicionalmente el perdón llega de manera automática y quizás ni se necesite pasar por el proceso de perdonar pues cada cual pondrá su mejor empeño en vivir en armonía, haciéndole la convivencia grata a las personas que forman su entorno, desde la familia hasta los países que forman el planeta todos tendrán paz interior a través de toda la energía que emana del amor incondicional y la humanidad por fin podrá recibir la Luz potente y sanadora que viene del creador y que hará posible una existencia plena, repleta de bendiciones y desde una felicidad verdadera y permanente.
Namasté
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