martes, 22 de mayo de 2012

Otro amanecer

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Al enfrentar la pérdida de un ser amado, nuestros corazones claman en el dolor de la soledad y no son consolados con respuestas fáciles. Nuestros corazones nos dicen que se supone que vivamos, no que muramos. Se supone que expresemos vida. Cuando alguien no lo hace, nos preguntamos por qué.
Para comprender el significado de la muerte, debemos comprender el significado de la vida. Al mirar a la vida, vemos que las cosas pueden cambiar. Pero aunque todas las cosas cambian, nada perece.
Esto es verdad en el mundo de las cosas, ¡cuánto más cierto es en el mundo de la mente! El alma tiene una sustancia propia, no menos permanente por el hecho de ser inmaterial, no menos real por el hecho de ser invisible. No podemos medirla con un calibrador ni pesarla en una balanza. No podemos tocarla con los dedos ni verla con los ojos. Pero está allí, real y sustancial. Cambia, pero no perece.
La vida no comienza al nacer. No termina con la muerte. La vida es un proceso eterno, un progreso eterno. Una forma visible, una voz audible, un agregado de órganos, una red de ideas —somos más que todo eso. Éstas son las trampas de la visibilidad. Somos expresiones del espíritu de la vida.
La eternidad no es un alternar de vida y no vida. Hay sólo vida. La verdad es que no podemos morir, porque somos vida. La vida es energía. La vida es expresión. No puede tener fin porque es infinita. Podemos cambiar de forma y desaparecer de la vista de los demás, pero no podemos cesar de ser. No podemos estar separados de la vida. No podemos ser menos que la vida.
Existe una unidad más allá de las unidades de tiempo y espacio, y hasta de pensamiento, una unidad que nos une como uno. ¿No nos une el amor con nuestros amigos, aunque estén en el otro lado de la Tierra? Así que aquéllos a quienes amamos pueden pasar más allá del alcance de las manos, pero no del corazón.
No sabemos exactamente lo que está al otro lado de la muerte. Pero podemos estar seguros de que es vida. La vida está en el otro lado de la muerte tanto como lo está en este lado.
La muerte es una puerta por medio de la cual pasamos a otra habitación. Es un descanso entre dos notas de una sinfonía inconclusa. Es una página que pasamos a un nuevo capítulo en el libro de la vida. No es el fin; es un nuevo comienzo. No es el otoño ni la noche; es otro amanecer.
 James Dillet Freeman

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