jueves, 17 de mayo de 2012

LA EXPERIENCIA DE ESTAR DESPIERTOS


Cuando hemos finalizado la primera etapa de nuestro proceso del despertar, entramos a una nueva fase, en donde ya no es necesario llevar un espíritu guerrero con nosotros y comenzamos a experimentar la paz y la tranquilidad que los cambios que hemos realizado, nos proveen, comenzamos a cosechar las semillas nuevas que hemos sembrado y pasamos de la ira la tranquilidad. Ya no es un momento de batalla, es un momento simplemente de SER.
Si en la primera fase experimentamos nuestra fuerza a través de los límites físicos, ahora lo hacemos a través de los límites psíquicos. Si en la primera etapa nuestra fuerza interior se basaba en nuestra capacidad de establecer límites y romper esquemas por la fuerza, ahora experimentaremos nuestra fortaleza interior a través de la paz. Si anteriormente liderábamos señalando y enjuiciando lo que no funcionaba, ahora lo haremos a través del ejemplo.
En esta segunda etapa nos esforzaremos más por sostener el equilibrio y la armonía en nuestra vida, por lo que rehuiremos los conflictos, evitando la confrontación, armonizando naturalmente con la energía que nos rodea.
Si en la primera etapa buscábamos “cambiar al mundo” ahora buscaremos “cambiar nosotros primero para que como consecuencia, cambie el mundo”.
Los niveles de sensibilidad son más profundos en esta etapa y si bien, en esta etapa ya no se juzga tan duramente a los demás, aunque si se puede caer en el no poder comprender “la falta de humanidad del hombre hacia el hombre y el planeta mismo”.
En esta etapa es prácticamente imposible sostener ningún tipo de violencia, sea real o ficticia (películas, noticias, t.v., etc.).
Al expandirse más los niveles de percepción, tendremos problemas al estar en sitios donde prevalezca el exceso, por lo tanto, evitaremos lugares donde haya mucho ruido, mucha gente, mucha luz, colores, emociones negativas en otros, olores, comidas, productos químicos, la ropa de fibra sintéticas, violencia, el dolor de otros, la conciencia de grupo, las frecuencias electromagnéticas, los destellos solares. Se perciben con creces todas las energías que los rodean. La sensibilidad hace que todo se “magnifique” haciendo esto abrumador para quien lo experimenta de esta forma. Por lo tanto, se tendrá la tendencia a evitar centros comerciales o lugares con demasiadas energías diferentes. Si el entorno es extremadamente intenso o violento,  tenderemos a retraernos y desconectarnos como forma de protección.
Al tener una mayor percepción de las vibraciones que nos rodean, entonces entramos en una mayor comunicación con el arte y la creatividad, no solo se disfruta cualquier expresión del arte, como la música, sino que cada nota se experimenta en todo nuestro ser.
Al entrar en mayor conexión con la compasión, el amor y la empatía, se va desarrollando mayores niveles de inocencia y pureza, falta de malicia, lo que muchas veces impide aceptar que muchas personas pudieran tener intenciones negativas o de dañar, lo que nos deja con cierta desprotección, sobre todo, en el tema de lo afectivo.
El despertar sagradoSe puede tener la tendencia a ocultar sus emociones por miedo a su amplificación y a la pérdida de control, por lo que se pudiera dar la impresión de ser impasibles o insensibles para las personas que les rodean.
Es posible también ocultar sus sentimientos por temor a ser lastimados, no comprendidos o rechazados.
Si bien, en este nivel es posible experimentar el amor y la alegría a grandes dimensiones, también experimentamos el dolor magnificado, por lo que, a modo de protección, cerramos nuestros sentimientos a los demás.
Una vez trascendido el miedo, se pueden lograr relaciones largas y profundas con las personas que ofrecen amor incondicional.
Dentro de este proceso comenzamos a equilibrar las energías ying y yang, nuestras polaridades masculinas y femeninas logrando mayor conexión con nosotros mismos al construir nuestros deseos.
No se concibe el mundo material separado del espiritual.
Se amplifican la conexión con los niños y los animales.
El cuerpo físico y la mirada se van transformando, logrando irradiar cada vez mas paz, amor y tranquilidad.
Viven sus dones como algo natural y no como algo fenomenológico por lo que se puede perder el valor de sus cualidades pues los dones están tan integrados ya, que se manejan como algo natural, pensando que “todo mundo manifiesta el mismo don”. Muchos Maestros pierden la noción de lo importante que es transmitir su conocimiento y sabiduría por pensar que no se tiene nada importante que aportar, pues ya no se percibe su sabiduría como algo único, sino como algo “normal que está integrado en todos”.

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