miércoles, 1 de junio de 2011

Hablemos sobre la reencarnación



Si tomamos en consideración a los que creen en la existencia del alma y la conciben como una energía espiritual e inmortal, vemos que se dividen en dos grandes conceptos, uno puramente religioso; el otro, místico.
Hay muchas religiones que enseñan que el alma solo vive una vida terrenal, y que en función del bien o del mal que el hombre haya realizado a lo largo de su existencia, su alma irá al Infierno, o al Paraíso por toda la Eternidad.
Un rápido análisis del problema, dentro del contexto de la Creación, indica que este concepto no es solo arbitrario, sino tambien ilógico, puesto que implica que la única forma de gozar de una existencia feliz después de la muerte, es alcanzar la Perfección en una sola vida terrenal.
Si realmente fuera así, lo menos que podemos decir, es que las almas que viven en el Paraíso debe de ser muy poco numerosas. Porque, ¿Qién puede afirmar honestamente que una existencia que a penas dura unas decenas de años es suficiente para alcanzar la Perfección? ¿Qué ocurre con los millares de niños que, desde hace siglos, mueren incluso antes de haber comprendido lo que significa la palabra Perfección? Algunos responden que, debido a su inocencia, en el momento de su muerte, el alma de esos niños van al Paraíso.
Sin querer entrar en polémicas, es preciso no confundir los términos "Inocencia" y " Perfección". La primera se refiere a algo que es inconsciente, mientras que la segunda debe ser adquirida a través del esfuerzo consciente.
Incluso admitiendo que ambas palabras fueran sinónimas ¿Donde estaría la utilidad de que naciera un niño perfecto si el objetivo de la vida Terrenal, incluso, para éstas religiones, es alcanzar la Perfección y conseguir con ello entrar en el Paraíso Celestial?
Se podría poner numerosos ejemplos para demostrar que hay muchos dogmas religiosos que no son lógicos, no solo en lo que concierne a las doctrinas místicas, que sería otro problema, sino en relación con su propia teología.
A partir del momento en que reconocemos la existencia del alma y admitimos que un fin es evolucionar hacia la Perfección, es dificil aceptar como evidente la doctrina de la reencarnación.
Si consideramos que la naturaleza ha dispuesto de millares de años, por no decir millones, para hacer del Planeta Tierra y del Hombre lo que son hoy en dia, no podemos pensar que en esta dimensión de la eternidad, el alma humana solo se haya encarnado una vez en la vida. ¿De qué serviría si lo comparamos con la grandeza de la Creación Universal? ¿Cual sería el interés real de las experiencias terrenales si su objetivo no fuera precisamente obtener un dominio superior de la vida sobre la Tierra?

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