Los orígenes

Desde las antiguas escuelas de los misterios del antiguo Egipto hasta nuestros dias, puede entenderse la historia de la espiritualidad como un proceso donde las personas pensantes han cuestionado y luchado contra los dogmas sociales, científicos y religiosos imperantes, hasta descubrir por si mismos, su propia filosofía personal y su verdadera conexión con lo Divino. Para ello han tenido que hacer gala de un gran valor personal, libertad de pensamiento y profunda tolerancia. Estamos convencidos, que realizar un estudio reflexivo de las antiguas culturas, es de gran importancia para comprender nuestro presente.
La Tradición Rosacruz, sitúa nuestros inicios en la época del faraón Thutmosis III (1504 - 1447 a.c.), quien formaba parte de estos iniciados que frecuentaban las escuelas de los misterios que en aquella época funcionaban de forma independiente, y cuentan que fué este faraón el que reagrupó estas escuelas en una sola Orden, regida por unas reglas comunes, conocida bajo el nombre de "Gran Fraternidad Blanca"
Cerca de setenta años después, nacia en el palacio real de Tebas, el faraón Amenhotep IV. Admitido muy tempranamente en la Orden fundada por Tutmosis III, se convirtió en su Gran Maestro y se dedicó a estructurar sus enseñanzas y rituales.
Paralelamente, instauró oficialmente el monoteísmo en una época en la que el politeísmo estaba extendido por toda la faz de la tierra, cambiando entonces su antiguo nombre por el de Akhenatón, que significa, "Devoto de Atón". Fué un profundo humanista, que promovió una revolución en la religión, arte y cultura. A su muerte, todo volvió a la tradición anterior, pero podemos decir que fué un adelantado a su época en diversos aspectos del pensamiento y la espiritualidad.
En el trnascurso de los siglos, las escuelas de los misterios añadieron una dimensión, aún mas iniciatica al conocimiento, que transmitian tomando entonces sus trabajos un caracter más místico y hermético llevándose acabo exclusivamente en los numerosos templos construidos para esos fines. Los iniciados del antiguo Egipto resumieron una parte de su sabiduría en los muros de sus templos y en numerosos papiros.
Otra parte, no menos importante, eran la que trasmitían secretamente de boca en boca, especialmente a través de las iniciaciones.
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